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México, D, F., Mexico

jueves, 20 de septiembre de 2007

La riqueza de las mujeres Bereber



Las joyas son siempre propiedad de las mujeres y representan su independencia económica en caso de problemas o desacuerdo con el cónyuge. Normalmente pasan en herencia de madres a hijas, aunque las mujeres amazighs también las reciben de manos de sus maridos o de los padres de éstos cuando se casan, ya que constituyen su dote. La cantidad y calidad de las joyas que reciben al contraer matrimonio varía según el pacto familiar y, sobre todo, según el estatus familiar de los dos contrayentes. Así, un hombre que quiera casarse con una mujer de una familia con muchos recursos tendrá que dar una dote muy alta expresada en joyas y, si es necesario, también en dinero o especies.

Las joyas, al igual que los vestidos, identifican a los miembros de una misma tribu, de manera que sus formas, materiales y decoraciones nos informan tanto del origen tribal como geográfico de las mujeres que las llevan.


Durante mucho tiempo, la dote se ha considerado una mercantilización de las mujeres. Ciertos investigadores franceses del siglo xix y de principios del xx creían que la dote era la prueba de que, en las sociedades magrebíes, el contrato matrimonial escondía una compraventa de la esposa. Para la mayoría, la dote señalaba los derechos adquiridos del marido respecto a la mujer mientras durara el enlace. Actualmente la dote se considera desde una perspectiva muy diferente: constituye la parte que le corresponde a la futura esposa por su participación en la creación y consolidación del nuevo vínculo familiar. La dote, además de representar un reconocimiento social de la mujer, permite garantizar su autonomía económica ante cualquier situación adversa.

Venderse las joyas

Las joyas son de exclusiva propiedad de las mujeres y pueden intercambiarse por toda clase de bienes en momentos de necesidad. Este hecho es importante en unas sociedades en las que con frecuencia se desarrolla una economía familiar de autosubsistencia, y en las que la producción femenina de alfombras y cerámicas para vender en los mercados no es suficiente para compensar una mala cosecha o la muerte del ganado. La necesidad de ayudar económicamente al grupo familiar explica que muchas joyas combinen el coral o el ámbar con el plástico o los cristales de colores. En algún momento se intercambió el material noble por dinero con el objetivo de mejorar la situación familiar. Ante estas eventualidades, la mujer puede decidir vender a algún comerciante las piedras semipreciosas que formaban parte de una joya o desprenderse de toda la joya.

La venta de las joyas nos permite observarlas desde una perspectiva que va más allá de lo estético, lo simbólico, lo religioso o lo familiar. Las joyas están sujetas a un intercambio económico protagonizado por las mujeres.

Las razones que pueden incitar a su venta son diversas:

— permiten la subsistencia del grupo;
— garantizan el establecimiento de nuevas alianzas familiares: los matrimonios son caros y requieren una inversión que cubra los gastos de la boda y la dote;
— pueden venderse para financiar luchas armadas, como pasó durante la defensa del Rif por Abd-el-Krim contra los colonizadores españoles en la década de 1920 o en el curso de la guerra por la independencia de Argelia de finales de los cincuenta;
— facilitan la emigración de algunos de sus miembros fuera de la comunidad, especialmente hacia el extranjero, donde se esperan más garantías de éxito.
Las fíbulas son unos broches con hebilla con una aguja en un extremo, de un estilo similar al que utilizaban los griegos y los romanos, y siempre de medidas y formas muy variadas. Han recibido diferentes nombres que dependen de la lengua bereber en que se pronuncien, del tipo de fíbula (articulada, redonda, etc.) y del grupo femenino que la utilice (niñas, solteras, casadas, etc.).

La fíbula del Rif es una de las piezas más emblemáticas de esta región marroquí. Es de plata, tiene forma de almendra y simboliza el ojo que permite rechazar al mal. La pieza central se denomina «tortuga» y se caracteriza por los numerosos orificios que presenta en su superficie. Representa un importante símbolo de fertilidad y felicidad para la pareja y sirve para contener especias aromáticas (por ejemplo, el clavo, muy extendido también en Argelia). Otras veces, el elemento central es una pequeña caja para guardar amuletos, versículos coránicos, etc. Con frecuencia estas fíbulas no son dobles, sino aisladas, ya que se precisan para abrochar los vestidos de diario.

Etnia Bereber


Se llama bereberes/Imazighen a las personas que descienden de los nativos del Norte de África, La presencia de los bereberes se remonta por lo menos a los 10.000 años. Son muchos los testimonios de textos griegos, romanos y fenicios que hacen mención de este antiguo pueblo. En realidad Bereber es un nombre genérico dado a numerosos grupos racialmente heterogéneos que comparten prácticas culturales, políticas, y económicas similares. Se extienden por todo el norte del Sáhara desde Marruecos hasta el oasis de Siwa en Egipto.
La palabra "bereber" procede del árabe barabir, que a su vez viene del latín "barbarus", palabra tomada del griego, con el significado de "bárbaro", o sea que designaba a los pueblos que rehusaban integrarse a la civilización grecorromana.
Otros al contrario de estas fuentes, se permiten afirmar que el “Bereber/Amazigh ” no fue llamado bereber por los Griegos o Romanos. ya que ellos denominaban a los habitantes de esa zona Mauri.
Históricamente, no está clara cómo el nombre “Bereber” se desarrolló supuesto de la palabra “bárbaro”. Los bereberes consideran esta denominación peyorativa y se refieren así mismos como Amazigh "Hombres Libres".
Los imazighen (plural de Amazigh) han sido siempre considerados los habitantes originales del norte de África. Diferentes imperios han conquistado porciones de la Tamazgha histórica, comenzando por los fenicios y los griegos y más tarde los romanos, vándalos, bizantinos, árabes, turcos, franceses, británicos, españoles e italianos. Los imazighen han sido sometidos a diversas creencias religiosas: sus propios conceptos panteísticos; los dogmas politeísticos de los fenicios, egipcios, griegos y romanos; y a las tres principales religiones monoteístas, el judaísmo, el cristianismo, y el islam. Desde el siglo XIII, la mayoría de los imazighen han profesado la fe islámica.

La joyería es fundamentalmente en oro, aunque la plata y las piedras preciosas también forman parte de este antiquísimo oficio, practicado por un gremio que ha venido habitando los mismos barrios desde hace muchísimos años en ciudades como Essaouira, Fez, Marrakech, Meknés, Rabat, Salé y Tánger.
La joyería beréber rural tan sólo existe en plata. En Ouarzazate, Tazenajt y Talouin hallará bonitas piezas fabricadas por estas tribus, que suelen fijar el precio en función del peso, obviando la calidad o la estética del objeto. Sus puñales curvados son ciertamente admirables.

martes, 11 de septiembre de 2007

Primer Encuetro de Danza Árabe AMBAD 2007.



Este domingo, fuimos invitadas, al PRIMER ENCUENTRO DE DANZA ÁRABE AMDAB 2007,
DE LA CIUDAD DE MÉXICO, en el Foro Enrique Alonso–Casa de Cultura Raúl Anguiano-
en el parque Huayamilpas, al sur de la Ciudad.
La AMDAB apoya a maestros y bailarines Mexicanos dentro su trabajo docente y artístico.

Hubo cuatro bloques, en el transcurso de el día, participamos varias compañias y maestras reconocidas en sus diferentes, ramas, se demostraron todas las variantes, existentes dentro de la Danza Arabe, teniendo un lugar la danza Tribal , en donde participaron Zahra Zahia, la compañía de Sharon Kerr y Tala Smarana, entre otros.
Para mas información sobre AMDAB
http://www.bellydance.com.mx/index_archivos/Bellydance.htm

jueves, 6 de septiembre de 2007